2 de Julio de 1863. Tarde del segundo día de la batalla de Gettysburg. Ataque de los granaderos de Lee a Little Round Top.
En Séptimo Grado con el general unionista Culebras y el edecán confederado Muratomo.
En continuación del ataque de Longstreet al ejército del Potomac sobre la colina Cemetery, en el que a pesar de reñir siempre los nuestros con gran valor y salir victoriosos en el cuerpo a cuerpo, no se lograron conseguir los últimos objetivos, ya al final de la tarde del segundo día de batalla y tras una larga y audaz maniobra que intentaba flanquear a todo el ejército enemigo, llegaban los granaderos de Lee, la división de Hood y sus tejanos a Big Round Top y Little Round Top, las colinas que desde el sur dominaban y permitirían flanquear la posición defensiva que mantenía el ejército del Potomac sobre la colina Cemetery.
De conseguir ocupar y mantener Little Round Top los confederados obligarían de seguro a Meade a abandonar en retirada el campo de batalla so pena de derrota decisiva y podría el ejército de Virginia del Norte cantar una vez más la victoria, pero esta vez en territorio enemigo y cuando las pésimas noticias de Vicksburg la hacían más necesaria que nunca.
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Longstreet había solicitado a Lee realizar una maniobra de flanco aún más extensa y potencialmente sorpresiva pero no le fue concedido debido a lo arriesgado de poder implicar al cuerpo de Longstreet en una grave situación por falta de información sobre las posiciones del enemigo y porque aún no estaba el ejército al completo, puesto que la división de Pickett aún mantenía sus marchas forzadas por los maltrechos caminos de montaña de Pensilvania y no llegaría hasta la noche. Aún así, la ocasión estaba servida y el combate por la estratégica posición sería encarnizado.
Inexplicablemente, las colinas redondas no se encontraban defendidas, si bien venía a marchas forzadas la brigada de Vincent y sus tozudos hombres de Maine a defender el flanco extremo de todo el ejército de la Unión.
Comenzó una fulgurante carrera entre los de Maine y los rebeldes de Alabama por ver quién desplegaba primero sobre el principal de los objetivos.
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El 20 de Maine llegó y desplegó primero, aunque no tardaron los de Alabama en encararles. Dado el apoyo sobre su centro de los regimientos 4 y 5 de Tejas de la brigada Robertson, pudieron sin embargo los de Alabama desplegar en buena posición de media luna y más concentrados sobre el flanco que defendía el 20 de Maine.
En su avance los tejanos sufrieron y soportaron con valor y sin frenar un ápice su avance las descargas con las que desde el flanco les saludaba un regimiento enemigo. Eran de Texas y la temeridad se lleva en la sangre. Confiaban en que pronto llegaría a apoyarles por el centro la brigada de Georgia.
Por el momento lo único que importaba era avanzar lo más rápido posible para asaltar Little Round Top antes de que llegasen refuerzos al enemigo. El honor del asalto sería para la brigada de Alabama.
Pero el coronel Chamberlain a cargo del 20 de Maine no lo iba a permitir. Hombre de fuertes convicciones, comandando a hombres tozudos del extremo norte. Mantuvo en todo momento el orden, la moral y sobre todo la cadencia de las descargas de fuego. Sostenía a raya desde su posición a cuatro regimientos confederados. Se dejaba ver al frente de sus tropas sin temor a la muerte, sabedor de que solo con sacrificio podrían salvar a su patria y sus ideales.
Pero no le andaba el general Law a la zaga ni en convicciones, ni en sacrificio por la causa, ni en valor. Tras unos breves minutos de intercambio de fuego y sabedor de las urgencias, se montó en su caballo espada al aire y cabalgó raudo hacia el 47 de Alabama, el regimentó de su posición central de ataque y gritó, SEGUIDME! POR ALABAMA!
Mientras todos los oficiales blandían sus espadas hacia el 20 de Maine, sonaban los tambores y ondeaban las cruces del sur, poco a poco fue creciendo, primero un murmullo y al poco un estruendo, el ya famoso grito de guerra rebelde, un alarido curiosamente rítmico de una muchedumbre harapienta pero orgullosa y que sabía dejarse la piel por su dignidad.
El sonido atronador acompañó toda la subida a la colina hasta que llegaron Billie Yank y Johnny Reb a cruzarse las bayonetas. La solemnidad del ruido del choque del frío acero acalló por un instante al grito de guerra rebelde, para convertirse pronto en vítores al caer derrotado el soldado azul, dispersarse por completo el regimiento de Maine, los muy pocos hombres que quedaban con vida, porque todos se batieron hasta las últimas consecuencias.
Además, la brigada enemiga estaba expuesta de flanco y tuvo que retirar en desorden a otro regimiento frente al fuego enemigo para evitar un desastre mayor. Con orden, sangre fría y valor lograron maniobrar y salvar su posición agotados y al límite, pero en orden.
Venía nuevamente a marchas forzadas otra brigada de la unión. El tiempo apremiaba. Había que destruir por completo de inmediato a toda la brigada enemiga y asegurar una buena posición que impidiera sus contraataques.
Esta vez sería el turno del 4 de Texas, fatigado y expuesto desde el inicio del combate al fuego de flanco, puesto que la brigada de Georgia que debía cubrirles las espaldas venía retrasada por fuego de artillería, un mal terreno y mandos con menor determinación.
Al igual de Law, el general Robertson se puso al mando del ataque y el asalto fue aún más encarnizado, puesto que tanto los soldados azules como los grises lucharon hasta la muerte de su último hombre. Y nuevamente cayó primero el azul. Los pocos texanos supervivientes lo vieron caer orgulloso como ellos, que en su orgullo y más allá de toda lógica y del deber mantuvieron en orden la posición tomada para el Sur, viendo finalmente rota y en desbandada los restos de la brigada unionista. Pero al poco, las bajas sufridas obligaron a la brigada de Texas también a retroceder.
Quedaba sola en la colina la brigada de Law de Alabama y frente a ella la brigada enemiga que acababa de llegar de refresco. Y en camino se veía la nube de polvo de otra brigada más de la Unión. Era ya muy entrada la noche, los nuestros fatigados y menores en número, lejos de nuestras líneas y sin apoyo no se podría mantener la posición tomada en tan victoriosa y gloriosa contienda.
El general Law, prudentemente decidió dejar la posición. Los objetivos últimos eran demasiado ambiciosos frente a un duro enemigo decidido y más numeroso. La batalla de Gettysburg debería pues continuar pero los combates de este día pasarán a la historia de Alabama y Texas con gloria.
Lee recibió a sus héroes con un SIC SEMPER TYRANNIS!
LAS FOTOS DE LA PARTIDA: