Maurice. Mi primera victoria.
Publicado: Lun Dic 23, 2013 3:08 pm
El sábado 21 jugué la que es mi tercera partida de Maurice (individual la segunda), y la primera en la que ye tengo más claro el reglamento y el uso de las carta.
Mi oponente fue nuestro compañero Giorgio que para no ser menos llevaba un ejército sardo. Yo por mi parte llevaba las huestes españolas de Felipe V.
Antecedentes de la batalla:
ITALIA 1744 más o menos
Isabel de Farnesio, segunda esposa del rey Felipe V, provechando los periodos de melancolía de su esposo (curioso termino para decir que el rey estaba como una puta cabra
), impone su visión sobre la política exterior (la parmesana tenía un fuerte carácter).
Como buena madre italiana, solo vela por sus hijos (los hijos del primer matrimonio de Felipe V, solo le causan animadversión, de hecho su máxima preocupación por ellos fue cuando enfermaban para ver si morían). Quiere que estos reinen en alguno de los antiguos territorios de la corona hispánica perdidos en el tratado de Utrecht al final de la Guerra de Sucesión Española.
A su hijo Carlos (futuro Carlos III) ya le habían dejado bien colocado como rey de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia). Ya solo quedaba asegurar el futuro de Felipe. Así que se organiza un ejército que se envía a Italia con la misión de entrar en guerra con los Austriacos y sus aliados Sardos (Reino de Cerdeña) para arrebatarles el ducado de Parma y los territorios que fuera menester.
En esos momentos Europa entera está batiéndose el cobre entre los diferentes estados con la excusa de dirimir quién va a sentar sus posaderas en el trono de Viena (y por tanto del Imperio Romano Germánico).
Como este lo iba a heredar una mujer (Maria Teresa de Austria), aparecieron como champiñones un número de aspirantes al trono. Los países europeos se alinearon con unos u otros aspirantes para hacer como en el caso de España durante su Guerra de Sucesión, aprovechar el momento para quedarse con territorios austriacos (ya se sabe que ninguna ayuda es gratuita) como pago por apoyar a un candidato.
Los soldados españoles no muy convencidos de su misión (dejarse matar por poner a un príncipe en un trono no es algo muy alentador) y viendo la natural belleza del género femenino italiano, comenzaron a tomar las de Villadiego a medida que el ejército se encaminaba hacia la batalla. Solo las guardias y los suizos (su complexión y gracejo poco mediterráneo les hacía muy difícil hacerse pasar un campesino de la Italia profunda) no sufrieron excesivas deserciones.
En fin. Así que tras avanzar hacia el norte, un ejército Sardo sale al encuentro de las tropas españolas.
El general Giorgio decide tomar una actitud defensiva, ocupando una posición fuerte en torno a una colina. La batalla comienza:
El plan de batalla español es mover a la caballería para derrotar a la caballería sarda para luego lanzarla sobre el flanco de las unidades de infantería, las cuales se enfrentarán a las guardias española y valona y a tres regimientos de infantería que asaltarán el centro del dispositivo sardo. En el flanco derecho se despliegan cuatro regimientos y tres baterías como reserva y por si el sardo intenta envolver el ataque español.
FASE I
La caballería española avanza a la vez que se ponen en movimiento las columnas de infantería del centro.
Los sardos ocupan con tropas ligeras el bosquecillo y comienzan a hostigar a los españoles.
FASE II
Las caballerías comienzan a cargarse y desorganizarse mutuamente. La caballería española sale peor parada en estos combates siendo un regimiento desbandando en una carga combinada de frente y el flanco.
A pesar de esa derrota, la caballería española se reagrupa al completo, mientras que la sarda queda desorganizada y expuesta.
En el centro de la batalla, la artillería sarda gira y comienza a lanzar un devastador fuego sobre el flanco español. Mientras los regimientos de elite sardos avanzan y comienzan a lanzar descargas que provocan el desorden y la carnicería en el regimiento de la guardia valona.
El flanco derecho permanece tranquilo.
FASE III
El regimiento de la guardia valona y un regimiento español se desbandan incapaces de aguantar más disparos. En el bosquecillo los irregulares sardos retroceden ante las bajas causadas. En ese momento el regimiento de reclutas que protegían a la artillería avanza para proteger a esta del avance las guardias españolas.
En el flanco izquierdo, la caballería española ante la pasividad de la caballería sarda (el general italiano está concentrado en el centro de la batalla, olvidándose de su flanco), se lanza a la carga cogiendo de flanco a sus enemigos y arrasándolos.
FASE IV
Los combates en el centro se vuelven más encarnizados. Las regimientos se aniquilan con disparos y combates cuerpo a cuerpo.
Es un momento desesperado. Cualquiera puede ganar la batalla. Es el momento en el que el general español ordena avanzar a dos regimientos que se encontraban frescos en el flanco derecho, que avanzan hacia la colina arrasando todo a su paso.
Con su flanco expuesto a la caballería española y el centro siendo asaltado, las tropas sardas se desbandan, dejando a un exhausto ejército español dueño y victorioso sobre el campo de batalla.
El general español maravillado del valor de los italianos, como un caballero que es deja que se retiren en paz.
Mi oponente fue nuestro compañero Giorgio que para no ser menos llevaba un ejército sardo. Yo por mi parte llevaba las huestes españolas de Felipe V.
Antecedentes de la batalla:
ITALIA 1744 más o menos
Isabel de Farnesio, segunda esposa del rey Felipe V, provechando los periodos de melancolía de su esposo (curioso termino para decir que el rey estaba como una puta cabra
), impone su visión sobre la política exterior (la parmesana tenía un fuerte carácter).Como buena madre italiana, solo vela por sus hijos (los hijos del primer matrimonio de Felipe V, solo le causan animadversión, de hecho su máxima preocupación por ellos fue cuando enfermaban para ver si morían). Quiere que estos reinen en alguno de los antiguos territorios de la corona hispánica perdidos en el tratado de Utrecht al final de la Guerra de Sucesión Española.
A su hijo Carlos (futuro Carlos III) ya le habían dejado bien colocado como rey de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia). Ya solo quedaba asegurar el futuro de Felipe. Así que se organiza un ejército que se envía a Italia con la misión de entrar en guerra con los Austriacos y sus aliados Sardos (Reino de Cerdeña) para arrebatarles el ducado de Parma y los territorios que fuera menester.
En esos momentos Europa entera está batiéndose el cobre entre los diferentes estados con la excusa de dirimir quién va a sentar sus posaderas en el trono de Viena (y por tanto del Imperio Romano Germánico).
Como este lo iba a heredar una mujer (Maria Teresa de Austria), aparecieron como champiñones un número de aspirantes al trono. Los países europeos se alinearon con unos u otros aspirantes para hacer como en el caso de España durante su Guerra de Sucesión, aprovechar el momento para quedarse con territorios austriacos (ya se sabe que ninguna ayuda es gratuita) como pago por apoyar a un candidato.
Los soldados españoles no muy convencidos de su misión (dejarse matar por poner a un príncipe en un trono no es algo muy alentador) y viendo la natural belleza del género femenino italiano, comenzaron a tomar las de Villadiego a medida que el ejército se encaminaba hacia la batalla. Solo las guardias y los suizos (su complexión y gracejo poco mediterráneo les hacía muy difícil hacerse pasar un campesino de la Italia profunda) no sufrieron excesivas deserciones.
En fin. Así que tras avanzar hacia el norte, un ejército Sardo sale al encuentro de las tropas españolas.
El general Giorgio decide tomar una actitud defensiva, ocupando una posición fuerte en torno a una colina. La batalla comienza:
El plan de batalla español es mover a la caballería para derrotar a la caballería sarda para luego lanzarla sobre el flanco de las unidades de infantería, las cuales se enfrentarán a las guardias española y valona y a tres regimientos de infantería que asaltarán el centro del dispositivo sardo. En el flanco derecho se despliegan cuatro regimientos y tres baterías como reserva y por si el sardo intenta envolver el ataque español.
FASE I
La caballería española avanza a la vez que se ponen en movimiento las columnas de infantería del centro.
Los sardos ocupan con tropas ligeras el bosquecillo y comienzan a hostigar a los españoles.
FASE II
Las caballerías comienzan a cargarse y desorganizarse mutuamente. La caballería española sale peor parada en estos combates siendo un regimiento desbandando en una carga combinada de frente y el flanco.
A pesar de esa derrota, la caballería española se reagrupa al completo, mientras que la sarda queda desorganizada y expuesta.
En el centro de la batalla, la artillería sarda gira y comienza a lanzar un devastador fuego sobre el flanco español. Mientras los regimientos de elite sardos avanzan y comienzan a lanzar descargas que provocan el desorden y la carnicería en el regimiento de la guardia valona.
El flanco derecho permanece tranquilo.
FASE III
El regimiento de la guardia valona y un regimiento español se desbandan incapaces de aguantar más disparos. En el bosquecillo los irregulares sardos retroceden ante las bajas causadas. En ese momento el regimiento de reclutas que protegían a la artillería avanza para proteger a esta del avance las guardias españolas.
En el flanco izquierdo, la caballería española ante la pasividad de la caballería sarda (el general italiano está concentrado en el centro de la batalla, olvidándose de su flanco), se lanza a la carga cogiendo de flanco a sus enemigos y arrasándolos.
FASE IV
Los combates en el centro se vuelven más encarnizados. Las regimientos se aniquilan con disparos y combates cuerpo a cuerpo.
Es un momento desesperado. Cualquiera puede ganar la batalla. Es el momento en el que el general español ordena avanzar a dos regimientos que se encontraban frescos en el flanco derecho, que avanzan hacia la colina arrasando todo a su paso.
Con su flanco expuesto a la caballería española y el centro siendo asaltado, las tropas sardas se desbandan, dejando a un exhausto ejército español dueño y victorioso sobre el campo de batalla.
El general español maravillado del valor de los italianos, como un caballero que es deja que se retiren en paz.